
El Ojo del Entrenador a Examen: ¿Puedes Confiar en tu Vista para Medir la Velocidad en el Gimnasio?
Imagina esta escena: estás en el gimnasio, tu entrenador personal a tu lado, observando cada uno de tus movimientos mientras realizas una serie de sentadillas. Te anima, corrige tu postura y, en un momento clave, te dice: «¡Momento, para ahí! Has perdido demasiada velocidad». Pero, ¿cómo lo sabe? No ha usado ningún aparato tecnológico, solo su vista. ¿Es realmente tan preciso el «ojo del entrenador»? ¿O es más bien una conjetura educada?
Esta es la fascinante pregunta que un reciente estudio científico se propuso responder. Para cualquier persona que se inicia en el mundo del entrenamiento de fuerza, entender cómo se gestiona el esfuerzo y la fatiga es fundamental para progresar de forma segura y eficaz. Y una de las metodologías más avanzadas para ello es el entrenamiento basado en la velocidad (VBT, por sus siglas en inglés).
Este artículo se sumerge de lleno en esta investigación para desglosar, de una manera clara y accesible, qué tan afinado está el juicio de un entrenador. Vamos a explorar juntos si la observación visual es una herramienta fiable o si tiene sus limitaciones. Si alguna vez te has preguntado qué pasa por la cabeza de tu coach cuando te observa entrenar, prepárate, porque vamos a poner su superpoder a prueba.
La Ciencia Detrás de la Mirada: ¿Qué se Investigó Exactamente?
Para comprender la importancia de este estudio, primero debemos hablar un poco sobre el entrenamiento basado en la velocidad. No te asustes por el nombre, el concepto es bastante sencillo. En lugar de centrarse solo en la cantidad de peso que levantas o el número de repeticiones que haces, el VBT se enfoca en la velocidad a la que mueves la barra.
¿Por qué es importante la velocidad? Porque es un indicador objetivo de lo que está sucediendo en tu cuerpo. Cuando empiezas una serie fresco y lleno de energía, mueves el peso con relativa rapidez. A medida que te vas cansando, la velocidad de cada repetición disminuye de forma natural. Esta pérdida de velocidad es un reflejo directo de la fatiga neuromuscular.
Los entrenadores que utilizan el VBT suelen establecer «umbrales de pérdida de velocidad». Por ejemplo, pueden decidir que una vez que la velocidad de tus repeticiones cae en un 20% o un 40% en comparación con tu primera repetición (la más rápida), es momento de detener la serie. Esto permite ajustar el entrenamiento en tiempo real, asegurando que estás recibiendo el estímulo adecuado para tus objetivos, ya sea ganar fuerza, potencia o masa muscular, sin acumular una fatiga excesiva que podría llevar al sobreentrenamiento o a lesiones.
Hasta aquí, todo claro. El problema es que para medir la velocidad con precisión se necesitan herramientas específicas como encoders lineales o aplicaciones móviles, que no siempre están disponibles o no son prácticas en un entorno de gimnasio concurrido.
Y aquí es donde entra en juego la gran pregunta del estudio: ¿Pueden los entrenadores detectar estos umbrales de pérdida de velocidad (20% y 40%) simplemente observando a sus atletas? En esencia, la investigación buscaba validar científicamente la fiabilidad del famoso «ojo del entrenador», esa habilidad casi mítica que se les atribuye para «ver» la fatiga.
El objetivo era determinar si esta percepción visual es lo suficientemente precisa como para ser una alternativa viable cuando la tecnología no está al alcance, algo crucial tanto para entrenadores como para personas que entrenan por su cuenta y quieren aprender a autorregular su esfuerzo.
Bajo la Lupa: ¿Cómo se Puso a Prueba el «Ojo del Entrenador»?
Para llevar a cabo una investigación rigurosa, no basta con tener una buena pregunta; es necesario diseñar un experimento que la responda de forma fiable. Los científicos detrás de este estudio crearon un protocolo meticuloso para evaluar la precisión de los entrenadores en un entorno controlado. Veamos paso a paso cómo lo hicieron.
Los Participantes y el Escenario
El estudio reclutó a veinte entrenadores de fuerza. A estos profesionales se les presentó el desafío de actuar como jueces. Su tarea no era levantar peso, sino observar y analizar.
Observaron una serie de videos en los que dos atletas (un hombre y una mujer) realizaban dos de los ejercicios más fundamentales y comunes en el entrenamiento de fuerza: el press de banca y la sentadilla trasera con barra. Estos ejercicios fueron elegidos por su popularidad y porque implican movimientos claros y medibles.
Las Variables del Experimento: Cargas, Vistas y Umbrales
Para que los resultados fueran completos, los investigadores introdujeron varias condiciones diferentes. Esto les permitiría entender no solo si los entrenadores eran precisos, sino cuándo lo eran más o menos.
- Las Cargas (El Peso en la Barra): Los atletas en los videos no levantaban siempre el mismo peso. Realizaron series con tres cargas diferentes, calculadas como un porcentaje de su «repetición máxima» o 1RM (la cantidad máxima de peso que pueden levantar una sola vez). Las cargas fueron:
- 45% de 1RM: Una carga ligera, que permite muchas repeticiones.
- 65% de 1RM: Una carga moderada, típica para el trabajo de hipertrofia.
- 85% de 1RM: Una carga pesada, orientada al desarrollo de la fuerza máxima.
- Los Umbrales de Velocidad: A los entrenadores se les pidió que identificaran el momento exacto en que la velocidad de levantamiento del atleta disminuía en dos porcentajes específicos en comparación con la primera repetición de la serie:
- Un 20% de pérdida de velocidad.
- Un 40% de pérdida de velocidad.
Estos no son números al azar; son umbrales comunes utilizados en la programación del VBT para modular la fatiga.
- El Punto de Vista: ¿Importa desde dónde miras a alguien levantar pesas? Para averiguarlo, los videos fueron grabados desde dos ángulos distintos:
- Vista frontal: Mirando al atleta de frente.
- Vista lateral: Observando al atleta de lado.
- La Estrategia de Mirada: A través de unas gafas especiales de seguimiento ocular (eye-tracking), los científicos también analizaron hacia dónde dirigían la mirada los entrenadores durante cada repetición. Agruparon estas estrategias en dos categorías:
- Seguimiento de la barra: El entrenador fijaba su vista principalmente en la barra y los discos.
- Sin seguimiento de la barra: La mirada del entrenador se centraba en otras partes, como el cuerpo del atleta o el entorno.
A los entrenadores se les instruyó que dijeran «¡para!» en la repetición en la que creían que se había alcanzado el umbral de pérdida de velocidad. Mientras tanto, los investigadores medían la velocidad real de la barra con un encoder lineal, un dispositivo de alta precisión, para tener el dato real y poder compararlo con la percepción del entrenador.
Al combinar todas estas variables (ejercicio, carga, umbral, punto de vista y estrategia de mirada), el estudio pudo pintar un cuadro increíblemente detallado sobre las capacidades y los puntos ciegos del «ojo del entrenador».
La Hora de la Verdad: ¿Qué Descubrieron los Científicos?
Una vez recopilados todos los datos, llegó el momento de analizarlos. ¿Fueron los entrenadores tan precisos como se podría esperar de un profesional? Los resultados, como suele ocurrir en la ciencia, están llenos de matices interesantes que vale la pena desgranar para entender su verdadero alcance.
El Veredicto General: Un Error Promedio a Tener en Cuenta
En términos generales, el estudio encontró que el error absoluto promedio de los entrenadores fue de 2.6 repeticiones.
¿Qué significa esto? Imagina que la pérdida de velocidad real del 20% ocurría en la repetición número 8. En promedio, los entrenadores se equivocaban por casi 3 repeticiones, diciendo «para» en la repetición 5 o en la 11. Aunque a primera vista puede no parecer un error enorme, en el contexto de una serie corta, fallar por 2 o 3 repeticiones puede cambiar bastante el estímulo del entrenamiento.
Sin embargo, este número es solo el promedio. La verdadera riqueza de los resultados apareció cuando los investigadores analizaron cómo cambiaba esta precisión bajo las diferentes condiciones que habían diseñado.
Factores que Mejoraron la Precisión del Ojo del Entrenador
No todas las situaciones fueron iguales. Hubo tres factores clave que demostraron mejorar significativamente la capacidad de los entrenadores para juzgar la velocidad:
- Umbrales de Pérdida de Velocidad Más Altos (40% vs. 20%):
Los entrenadores fueron mucho más precisos cuando tenían que detectar una pérdida de velocidad del 40% en comparación con una del 20%. Esto tiene una explicación lógica. Una caída del 40% en la velocidad es un cambio mucho más drástico y perceptible visualmente. La barra, que antes se movía con fluidez, ahora parece luchar visiblemente contra la gravedad. En cambio, una caída del 20% es más sutil y, por lo tanto, más difícil de detectar a simple vista. - Observar Cargas Más Pesadas (85% 1RM):
La precisión de los entrenadores aumentó drásticamente a medida que la carga en la barra era mayor. Fueron más certeros con el 85% del 1RM que con el 65%, y mucho más que con el 45%. De nuevo, esto tiene sentido. Con cargas muy pesadas, cada repetición es una batalla. La diferencia de velocidad entre una repetición «buena» y una fatigada es como la noche y el día. Con cargas ligeras, un atleta puede realizar muchas repeticiones a una velocidad relativamente constante, y la fatiga se acumula de forma más gradual, haciendo que los cambios sutiles sean casi imperceptibles. - Emplear una Estrategia de Seguimiento de la Barra:
Este es uno de los hallazgos más prácticos y novedosos. Los entrenadores que fijaban su mirada en la barra durante el levantamiento fueron significativamente más precisos que aquellos que no lo hacían. Al enfocarse en el objeto que se mueve, parece que el cerebro es más capaz de procesar su velocidad y detectar cambios en ella. Aquellos que miraban al cuerpo del atleta o al entorno tenían un juicio menos acertado.
Lo que No Marcó una Diferencia: La Vista y la Fatiga
Curiosamente, dos factores que se podría pensar que son importantes, en realidad, no tuvieron un efecto significativo en la precisión:
- Punto de Vista (Frontal vs. Lateral): Da igual si el entrenador miraba al atleta de frente o de lado. Su capacidad para juzgar la velocidad era prácticamente la misma.
- Fatiga Mental del Entrenador: A lo largo de la sesión de visionado de videos, se midió la fatiga mental de los entrenadores. A pesar de que la tarea era repetitiva, su cansancio no afectó su rendimiento a la hora de estimar la velocidad.
Estos resultados nos dan un mapa muy claro de cuándo podemos confiar más en la percepción visual y qué estrategias podemos adoptar para mejorarla.
Poniendo las Piezas Juntas: Atletas vs. Entrenadores y el Debate de las Cargas
Uno de los aspectos más interesantes de cualquier estudio científico es cómo sus hallazgos dialogan con lo que ya se sabía. ¿Confirman investigaciones anteriores? ¿Las contradicen? ¿Añaden una nueva capa de comprensión? La discusión de este paper ofrece algunas comparaciones reveladoras.
¿Quién Tiene Mejor Ojo? La Percepción del Atleta Frente a la del Entrenador
Este no es el primer estudio que explora la percepción de la velocidad sin tecnología. Sin embargo, trabajos anteriores se habían centrado en los propios atletas, preguntándoles si podían sentir su propia pérdida de velocidad.
Al comparar los resultados, emerge una tendencia interesante: los atletas parecen ser más precisos que los entrenadores. Estudios previos reportaron que los atletas tenían un error promedio de entre 1 y 1.4 repeticiones al juzgar su propia velocidad, una cifra considerablemente menor que las 2.6 repeticiones de error de los entrenadores en este estudio.
¿A qué podría deberse esto? La explicación más probable es que los atletas no solo tienen la información visual (si se entrenan frente a un espejo), sino también una rica fuente de información interna: la percepción del esfuerzo. Ellos sienten en sus músculos cómo cada repetición se vuelve más difícil, cómo tienen que empujar con más intención para mover el mismo peso. Esta combinación de retroalimentación interna (sensorial) y externa (visual) probablemente les da una ventaja a la hora de juzgar su estado de fatiga.
La Paradoja de las Cargas Pesadas: ¿Por Qué los Entrenadores Mejoran y los Atletas Empeoran?
Aquí es donde las cosas se ponen aún más interesantes. Este estudio encontró que los entrenadores eran más precisos con cargas más pesadas (>85% 1RM). Sin embargo, algunas investigaciones previas con atletas habían sugerido lo contrario: que la precisión de los atletas para percibir su velocidad disminuía con cargas muy altas.
Esta aparente contradicción es fascinante. Una posible explicación es que, con cargas muy pesadas, el esfuerzo para el atleta es tan sumamente alto desde la primera repetición que su capacidad para discernir cambios sutiles se ve abrumada. Todo se siente «máximamente difícil».
Para el entrenador, en cambio, la situación es diferente. Desde su perspectiva externa, el cambio de velocidad con cargas pesadas es mucho más obvio. Una repetición al 85% de 1RM que se mueve a una velocidad decente es visiblemente diferente de una que apenas se completa, donde la barra casi se detiene a mitad de camino. Con cargas ligeras, como hemos visto, esas diferencias son mucho más sutiles para un observador externo.
Este hallazgo subraya una idea clave: no hay una única regla de oro. La fiabilidad de la percepción (ya sea la del atleta o la del entrenador) depende enormemente del contexto, especialmente de la carga que se esté utilizando. Esto refuerza la necesidad de aplicar un juicio caso por caso en el entrenamiento diario.
Del Laboratorio al Gimnasio: Aplicaciones Prácticas para Tu Entrenamiento
Muy bien, hemos analizado la ciencia, hemos desglosado los métodos y hemos discutido los resultados. Ahora llega la parte más importante: ¿cómo podemos usar toda esta información para mejorar nuestros propios entrenamientos? Aquí te dejamos las aplicaciones prácticas clave extraídas del estudio, tanto si eres un entusiasta del fitness que se entrena solo como si eres un entrenador que busca afinar su arte.
Para Entrenadores y Atletas: Cuándo Confiar (y Cuándo Dudar) de la Percepción Visual
La conclusión principal es que sí, es posible utilizar la percepción visual para aplicar los principios del entrenamiento basado en la velocidad, pero debemos hacerlo con conocimiento de causa y siendo muy conscientes de sus limitaciones.
- El margen de error es real: Recuerda que el error puede variar entre 1 y 5 repeticiones. No es un sistema infalible. Si estás siguiendo un programa que requiere una precisión milimétrica, la percepción visual puede no ser suficiente.
- Más fiable con cargas pesadas: Si tu objetivo del día es trabajar la fuerza máxima con cargas superiores al 85% de tu 1RM, tu ojo (o el de tu entrenador) será un guía relativamente fiable. En este rango, una caída visible en la velocidad es un buen indicador de que has alcanzado la fatiga deseada.
- Menos fiable con cargas ligeras y moderadas: Cuando trabajes con cargas más bajas (45%-65% 1RM), desconfía más de la percepción visual. El error aquí puede ser mucho mayor, y podrías estar parando la serie demasiado pronto (perdiendo estímulo) o demasiado tarde (acumulando fatiga innecesaria).
Una Estrategia Sencilla para Mejorar tu Precisión: ¡Sigue la Barra!
Este es, quizás, el consejo más útil y accionable de todo el estudio. Si quieres mejorar tu capacidad para juzgar la velocidad, ya sea la tuya frente a un espejo o la de un cliente, entrena tu mirada para que siga la barra.
Ejercicio práctico para entrenadores:
La próxima vez que supervises a un cliente, haz un esfuerzo consciente por enfocar tu atención en la barra durante toda la fase de levantamiento. Observa su trayectoria, su fluidez y, sobre todo, su velocidad. Con el tiempo, empezarás a desarrollar una sensibilidad mayor a los cambios sutiles.
Ejercicio práctico para atletas que entrenan solos:
Si te grabas para analizar tu técnica, no te limites a mirar tu postura. Reproduce el video y céntrate exclusivamente en la velocidad de la barra en cada repetición. Compara la primera con la última. ¿Ves la diferencia? Este ejercicio te ayudará a conectar lo que ves con lo que sientes.
El Contexto lo es Todo: Adapta tu Juicio
Finalmente, el estudio nos enseña que no podemos aplicar una única regla para todo. La decisión de cuándo parar una serie basándose en la velocidad percibida debe ser un juicio informado por el contexto.
- Considera los objetivos de la serie: ¿Estás buscando potencia (pocas repeticiones, alta velocidad) o hipertrofia (más repeticiones, mayor fatiga)? Un error de 2 repeticiones en una serie de 5 es mucho más significativo que en una serie de 15.
- Combina la percepción visual con otras señales: No te bases solo en la velocidad. Presta atención a la técnica. A menudo, una degradación de la forma (por ejemplo, levantar las caderas en el press de banca) es una señal de fatiga tan válida o más que la propia velocidad.
- Enseña a tus atletas a escuchar su cuerpo: Como hemos visto, los atletas son buenos percibiendo su propio esfuerzo. Combina tu «ojo de entrenador» con el feedback de tu cliente. Pregúntale: «¿Cuántas más crees que tienes en el tanque?». Esta comunicación es clave para una autorregulación efectiva.
En definitiva, el «ojo del entrenador» no es un mito, pero tampoco es una herramienta de medición de precisión quirúrgica. Es una habilidad que se puede entrenar y mejorar, y que es más fiable en unas condiciones que en otras. Al comprender sus fortalezas y debilidades, podemos integrarla de manera más inteligente en nuestros entrenamientos para tomar mejores decisiones, optimizar los resultados y, lo más importante, entrenar de forma más segura y sostenible a largo plazo.
Dello Iacono, A., Henry, S., Ben-Ari, A., Halperin, I., & Carey, L. (2025). The Coach’s Eye: A Randomized Repeated-Measure Observational Study Assessing Coaches’ Perception of Velocity Loss During Resistance Training Exercises. Sports Medicine – Open, 11(83). https://doi.org/10.1186/s40798-025-00890-1